¿Qué implica?
Ser uno mismo al hablar, mostrando sencillez, sinceridad y espontaneidad en la comunicación.
¿Por qué es importante?
Si el estilo de hablar es forzado o está marcado por el nerviosismo, puede distraer a la audiencia. Hablar con naturalidad genera confianza y credibilidad, permitiendo que el mensaje llegue de forma auténtica.
El valor de la naturalidad en la comunicación
Cuando te expresas con naturalidad, te ganas la confianza del público. Las personas suelen percibir con escepticismo cuando un orador parece usar una «máscara», es decir, cuando su estilo parece artificial o demasiado perfeccionado. Es preferible ser uno mismo que intentar impresionar con un discurso poco genuino.
No confundas naturalidad con despreocupación. Hablar con naturalidad no significa usar un lenguaje informal o descuidado. Aún debes ser preciso en la gramática, la pronunciación y la claridad al articular tus ideas, pero sin ser excesivamente ceremonioso o enfocado en impresionar. La clave es encontrar un equilibrio: ser respetuoso y correcto sin perder la sencillez.
Cómo manejar el nerviosismo
Es normal sentir nerviosismo al dirigirse a un grupo o a alguien en público. El nerviosismo puede manifestarse en una voz temblorosa, gestos torpes o una postura rígida. El problema surge cuando el miedo a la impresión que causarás domina tu atención, lo que puede interferir en tu mensaje.
La preparación es clave para reducir el nerviosismo. Ensaya tu discurso y asegúrate de que entiendes bien la información que vas a compartir. En lugar de centrarte en ti mismo, enfócate en las necesidades de tu audiencia y en cómo puedes ayudarlos. Recuerda que lo importante es transmitir un mensaje que beneficie a los demás, no cómo te perciban a ti como orador.
Naturalidad en las presentaciones y discursos
Al hablar desde una plataforma o en un entorno público, es mejor mantener un tono conversacional. Si te enfocas demasiado en memorizar palabras exactas, tu discurso puede sonar rígido. En cambio, concéntrate en transmitir las ideas de manera clara y coherente, lo que permitirá que el discurso fluya de manera más natural.
Esto también se aplica a las entrevistas o participaciones en eventos. Prepárate bien, pero no memorices tus respuestas palabra por palabra. Habla de manera espontánea, con un tono modulado y animado, lo que hará que tu intervención sea más cautivadora.
Incluso las buenas cualidades oratorias, como la pronunciación clara o el uso de gestos, pueden parecer artificiales si se exageran. Articula y pronuncia bien, pero sin parecer excesivamente perfeccionista. Utiliza ademanes enfáticos y descriptivos, pero evita que sean rígidos o repetitivos.
Lectura pública con naturalidad
Leer en público de manera natural también requiere esfuerzo. Familiarízate con el contenido antes de leerlo, identificando las ideas principales y comprendiendo su flujo. Cuando leas en voz alta, agrupa las palabras para transmitir claramente las ideas, no solo los sonidos. Esto evitará que la lectura sea monótona y mejorará tu conexión con el público.
Cuando leas pasajes con citas directas o diálogos, es útil variar ligeramente el tono para reflejar a diferentes personajes, pero asegúrate de no exagerar y hacerlo de manera teatral. El objetivo es dar vida a la lectura, pero de forma auténtica y convincente.
Cómo lograr la naturalidad en la oratoria
Ejercicio de práctica